¿Por qué nos sentimos bien tras ver el sufrimiento y, sobre todo, sufrirlo (el de otros, se entiende)? La película Cafarnaúm (¿alguien sabe por qué se titula así?) es puro dolor cinematográfico, muy sincero, recibido por mi sensibilidad occidental como un cometa furioso digno de algo de poesía. Trataré de explicarme. En 2018, la cineasta libanesa Nadine Labaki escribió y dirigió, creó, por tanto, una película de dos horas de duración que se alzaría con el Premio del Jurado en el Festival de Cannes de aquel año. Cafarnaúm es una magnífica coproducción franco-líbano-estadounidense, protagonizada por un niño, Zain Al Rafeea. Un niño que es víctima, que es héroe, que es descomunalmente humano en medio de la miseria de la realidad en la que cayó al nacer y sobre la que se levanta con la actitud poderosa de los héroes imposibles, los auténticos héroes que sobresalen de entre los escombros de la cochambre moral y económica de las sociedades destructoras de la humanidad. ...
Tengo siete libros publicados, también escribo mi segunda novela. Me gusta (mucho) Nacho Vegas, Jonathan Coe, Rodrigo Sorogoyen, MARGA y reírme. Dijeron que era un agitador cultural, pero lo que prefiero ver escrito sobre mí es eso, que soy un escritor. Ibáñez escribe.