El franquismo, POR Ángel Viñas (un prólogo a una obra divulgativa)
La
labor del historiador español ha de situarse hoy en dos planos: el primero, el
de la investigación. El segundo, y no menos importante, el de la divulgación.
Sobre el primero poco puedo decir que no
haya dicho y escrito por activa y por pasiva en los últimos años. Los archivos
españoles y extranjeros están, en gran medida, abiertos. Señalo lo de “en gran
medida” porque quedan recodos, huecos y esquinillas en donde todavía no se han
abierto las puertas a la investigación. Aun con estas limitaciones, en mi opinión
lamentables, lo que ya es explorable permitirá trabajar a por lo menos una nueva
generación de historiadores, quienes son, en realidad, nuestro futuro.
Sobre el segundo plano, las necesidades
no son menos urgentes. Los historiadores, y en particular los de corte
académico, hemos siempre tenido una cierta tendencia a escribir para “los del
gremio”. El público en general no forma parte del colectivo que se pretende
alcanzar y a convencer. En cierta medida es lógico porque una carrera académica
no se fundamenta en la aceptabilidad del autor por el público sino en el abrazo
de los pares. Son estos los que van a evaluar su producción en las diversas
etapas de la carrera académica, ya sea de forma directa en los Departamentos o
en la ANECA: desde la del modesto principiante (todos hemos pasado por ese tramo)
hasta la del catedrático.
De aquí que el historiador, en plena
carrera o ya establecido, descuide con frecuencia la necesidad de divulgar. De
aquí también la necesidad de libros como el presente.
José Luis Ibáñez Salas me ha pedido un
prólogo para su libro sobre el franquismo. Es un tema sobre el cual ya existe
una abundante literatura. Pero se trata también de una etapa cuyo conocimiento
histórico empieza a difuminarse aun antes de que los historiadores hayamos
penetrado profundamente en sus intersticios. A medida, en efecto, que se avanza
en su análisis científico y documentado las dificultades de acceso a la
evidencia primaria relevante de época van aumentando. O esta evidencia ha
desaparecido.
El historiador que escribe una obra de divulgación
tiene en cuenta tales circunstancias. También Ibáñez Salas. Las etapas
republicana, de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial están ya
bastante trabajadas, aunque la entrada en los archivos permite pensar en lo
mucho que queda por descubrir o documentar. Incluso sobre los años cincuenta
del pasado siglo se dispone de una literatura nada despreciable. El
tardofranquismo está, por el contrario, menos estudiado con fuentes primarias.
Todavía predomina el análisis politológico, sociológico o basado en los medios
de comunicación. Ya cambiará, con el tiempo, el abanico de fuentes explotables.
En base a la literatura, especializada o
de síntesis, Ibáñez Salas ofrece al público generalista esta breve obra como
quintaesencia de sus muchas lecturas sobre la evolución política, económica y
social española entre 1931, fecha de establecimiento de la Segunda República, y
1975, cuando muere el general Francisco Franco.
El libro gira en torno a la combinación
entre la figura de Franco y el régimen de “democracia orgánica” que ya empezó a
instalar antes de la VICTORIA copiándolo de ciertos sistemas políticos poco
recomendables: los fascistas. El lector apreciará que la presente síntesis se
exponga con sencillez, en un estilo asequible y directo en el que se llama al
pan, pan y al vino, vino. Esta voluntad de llegar a la esencia de las cosas es
encomiable. Ibáñez Salas ha leído mucho y el abanico de autores en que se basa
es extenso. En él se reflejan cuando menos los esfuerzos de tres generaciones
de historiadores, por lo general españoles. En tal sentido, esta obra muestra
lo que siempre he dicho y repetido: desaparecida la censura y reestablecidas
las libertades democráticas los historiadores, sobre todo españoles, hemos
acometido con ganas y con sonados ejemplos la dura tarea de explicar el pasado
más reciente. En puridad, la historiografía sobre la historia contemporánea de
España (República, Guerra Civil, franquismo y transición) constituye la demostración
más vibrante de las aportaciones de los investigadores españoles a la forja de
una auténtica historia nacional. Como es lo normal fuera y como fue durante
muchos lustros lo más anormal en nuestro país, cuando teníamos que recurrir a
extranjeros (los hispanistas) para que nos interpretaran un pasado escasamente
conocido y sobre el cual pesaba, como una apisonadora, la losa del canon
franquista. Un canon, por cierto, forjado por periodistas, militares, clérigos,
policías y académicos complacientes. Un canon que va siendo barrido lenta, pero
sistemáticamente, de la conciencia de los españoles, aunque todavía queden para
muchos una memoria difusa del mismo.
La divulgación no tiene solo que ver con
el conocimiento del pasado. Es un elemento de formación cívica, de espíritu
crítico y de concienciación moral. Debemos saber de donde venimos para saber
adonde vamos. Cuantos más sean los ciudadanos que estén informados sobre el
pasado mejor estarán dispuestos a establecer continuidades y discontinuidades
en la evolución de la política y de la sociedad. En este sentido, el libro de
Ibáñez Salas muestra con lucidez las muchas sombras, y los pocos claros, de un
régimen como el pasado sobre el cual siguen pesando las apisonadoras de la
desmemoria y de la manipulación.
Ángel Viñas, de su prólogo a EL FRANQUISMO, de
José Luis Ibáñez Salas (Sílex ediciones, 2013)
Comentarios
Publicar un comentario
Se eliminarán los comentarios maleducados o emitidos por personas con seudónimos que les oculten.