Will Oldham es Bonnie Prince Billy: así suele firmar artísticamente desde 1998 más habitualmente (no sólo) un músico y compositor estadounidense capaz de crear e interpretar muchas canciones maravillosamente hermosas prendidas en ocasiones del suficiente dolor.
Nacido a finales de 1970 en la ciudad estadounidense de Louisville, del estado de Kentucky, y en el mundo de la música desde 1993, su obra se caracteriza, a decir del periodista musical español Fernando Neira, por “sus cargas de profundidad existenciales en forma de canción”.
En su álbum de 2025, The
purple bird (“un álbum sensible, cálido y sincero en el que casi todo
transcurre desde esa parsimonia que bien merecen las cosas de verdad
importantes”, como dice Neira) hay mucha esperanza, por fin. Producido por David Ferguson (productor de, por
ejemplo, John Prine y Sturgill Simpson), en The
purple bird Will Oldham compone y canta y toca la guitarra acústica,
acompañado de Joey Miskulin al acordeón y al banjo, Mark Howard también al
banjo y a los coros y voces, Steve Mackey al bajo, Fred Eltringham a la batería
y la percusión, Russ Pahl a las guitarras eléctricas, Stuart Duncan a la
guitarra acústica, Mike Rojas al acordeón y los teclados, Pat McLaughlin a la
mandolina y voces y coros, Matt Combs a los instrumentos de cuerda, Roy Agee al
trombón, Adam Chaffins, Brit Taylor y John Anderson haciendo coros, Tim O'Brien
a la mandolina y los coros, Leroy Troy al washboard o tabla de lavar, y Eamonn
Dillon y sus silbidos.
La hermosa ilustración de la cubierta del álbum es obra de Lori Damiano, autora asimismo de los artes de algunos de los discos anteriores de Oldham.
Me permito elegir dos grandezas de
entre las canciones que suenan en The
purple bird.
Turned to dust (rolling on) dice en idioma
algo así:
“Si
me preguntas mi opinión, soy solo un hombre común y corriente.
El
Señor conoce mis intenciones. Y sabe exactamente dónde estoy.
Lo
correcto es correcto, lo incorrecto es incorrecto.
No
importa de qué lado estés. ¿No podemos todos llevarnos bien?
Mientras
la vida sigue su curso.
Sigue,
sigue y sigue. No pasará mucho tiempo hasta que nos vayamos.
Convertidos
en polvo. En Dios confiamos.
Seguimos
avanzando. Seguimos avanzando.
He
tomado algunas malas decisiones. Y sigo cometiendo errores.
Cuando
veo las cosas que el hombre puede hacer, este pobre corazón se rompe.
Una
mentira es una mentira, una verdad es una verdad.
Todo
depende de ti y de mí.
Algo
en lo que pensar. Mientras la vida sigue su curso.
Rodando,
rodando y rodando.
No
pasará mucho tiempo hasta que nos vayamos.
Convertidos
en polvo. En Dios confiamos
Seguimos
rodando. Rodando
Tentados
por el señuelo de un mentiroso que se aprovecha de los tontos y los débiles.
Si
confiamos en el amor para elevarnos más alto las cosas estarán bien para ti y
para mí.
Rodando,
rodando y rodando.
No
pasará mucho tiempo hasta que nos vayamos.
Convertidos
en polvo. En Dios confiamos.
Seguimos
rodando. Rodando
Convertidos
en polvo. En Dios confiamos
Seguimos
rodando. Rodando”.
“Por
el mar, apostaría, por el mar si hubiera algo que me perdiera.
Es
la muy honrada oportunidad de bailar constantemente con las olas mientras se
agitan sin cesar.
Es
el agua. Es el agua. Que puede lavar tu vida entera.
Por
un baño, lo cambiaría, por un baño cambiaría a mi propia madre
Si
me señalaras una orilla, muchacho, no haría falta nada más para hacerme retozar
y chapotear por dentro.
Es
el agua. Es el agua. Nadaría muy lejos.
De
mojados rezumamos, y de nuevo mojados navegamos.
Nuestro
hogar perfecto es el mar.
Si
no estamos mojados, entonces no podemos elegir.
Así
que desnúdate y báñate desnuda conmigo.
Para
beber, por favor, que alguien me traiga un trago.
Sólo
un trago antes de hundirme.
En
las extremidades acunadas del demonio que nada bajo la caída oceánica del
pensamiento.
Es
el agua. Es el agua. Podríamos beber toda nuestra vida.
Es
el agua. Es el agua. Cada día más profundo.
Es
el agua. Es el agua.
Vamos
a revolcarnos, nena, oh, vamos a jugar”.
Convertido en polvo, rodando sobre el agua. Porque a veces es difícil respirar. Uno de estos días (voy a pasar toda la noche contigo, en nuestro hogar). ¿Es mi vida en vano?
¿Lo es?
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