El implacable desmantelamiento de los servicios públicos (en Madrid), por Margarita Barrio
Marga Barrio despide cada año con lo mejor que yo leeré en todo un año. Su conmovedor 2024 incluía un meditadísimo grito de socorro suyo contra el declive del bienestar ciudadano en la comunidad donde ella y yo vivimos, la de Madrid, presidida por una tarada. (Lo de la tarada es mío.) Ese aullido humano dice así:
“Y mientras tanto en Mordor…
Continúa el implacable
desmantelamiento de los servicios públicos. Los institutos están desbordados,
las instalaciones se caen, los profesores no dan abasto con sus alumnos y la
carga burocrática y la percepción social de su profesión es cada vez más
negativa. En la Formación Profesional no hay plazas ni mínimamente suficientes
para cubrir la demanda en los estudios que dan acceso a las profesiones más
demandadas, los medios son penosos, faltan profesores.
El Gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso es el que menos gasto por habitante destina a políticas sociales, la Comunidad de Madrid es también la región que menos invirtió en educación per cápita de todo el país en 2022. Los centros de enseñanza más saturados también se encuentran en la Comunidad de Madrid, que destaca por registrar la cifra más alta. En el curso 2020/2021 el porcentaje de alumnos que cursaron sus estudios en un centro público se redujo al 54’6% y el de aquellos que lo hicieron en un centro concertado ascendió al 29’6%.
Por si fuera poco, el gobierno
regional convoca becas para el estudio, con estas características:
- - Son becas para estudiar en centros
privados. Es decir, no son para centros públicos y no son para centros
concertados.
- - Los niveles educativos cubiertos son: el
primer ciclo de Educación Primaria, el Bachillerato y la Formación Profesional.
- - El nivel de renta exigido no puede superar
35.000 euros anuales por miembro de cada familia. Por ejemplo, una pareja con
un hijo y una renta anual familiar de 100.000 euros puede acceder a las becas.
Y, claro, parece que no está mal, no
tengo plaza pública para una FP pero puedo matricularme en un centro privado.
Pero digo yo ¿no se está
trasladando la gestión educativa al sector privado, así como quién no quiere la
cosa? ¿No se están sustituyendo derechos por ayudas que, en realidad, salen
mucho más baratas que una inversión de calidad en servicios públicos sujetos a
criterios de igualdad?
Y ahora vamos a por la Universidad
pública, con la directa puesta y a degüello. De momento, en general, nadie
que consiguiera nota suficiente para estudiar en una universidad pública se
planteaba hacerlo en una privada. Ni por los costes ni por la calidad de la
enseñanza. Pero hasta aquí hemos llegado.
En 2023, Madrid estuvo a la cola con
una inversión en universidades de 5.473 € por estudiante, frente a la media de
6.777 €, y muy por detrás de los 8.750 € de Navarra ¿Se puede empeorar? Pues
sí, se puede. Los presupuestos para 2025 son claramente insuficientes y van
a ahogar a las universidades públicas.
Al tiempo, proliferan las
universidades privadas, cuatro nuevas desde 2020, de manera que, en Madrid,
junto con 6 universidades públicas hay 12 privadas, por ahora.
Como dice Joan Guàrdia, rector de
la Universidad de Barcelona: “No solo está pasando en Madrid, pero el caso
de Madrid es tan impúdico que ofende”. “Hay una sensibilidad política que parte
del liberalismo descarnado y desatado que no piensa que la universidad pública
es un mecanismo de equidad social, y cuando se deja de creer en ello es muy
fácil poner en cuestión todo el sistema público. En Madrid pasa con la sanidad
y la educación. Hay una falta de escrúpulos en el respeto por lo público”.
Y hasta aquí Mordor, que llega mucho
más allá, pero me agota. Termino con una frase de David Pablo Montesinos Martínez:
Métanselo de una vez en la cabeza: el problema del mundo no es lo woke, ni las feministas, ni los ecologistas, ni los inmigrantes, ni los okupas… ni siquiera Sánchez. Lo que mata es la pobreza, la desigualdad, la violencia sobre los débiles, el debilitamiento de los servicios públicos, la precariedad laboral, la devastación medioambiental...No necesitamos menos instituciones ni menos políticos, necesitamos Estados más fuertes y sociedades más cohesionadas y solidarias”.
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