VOLVERÁN A MATAR
a las TRECE ROSAS
porque las trece, las catorce,
siguen siendo muertas estivales
en nuestras memorias desvencijadas
pero alimentadas del agua del trauma
y el dolor explicado por los historiadores,
innecesario como dolor,
incauto en su indefensa sensación
ese pozo que es el pasado que no pasa
porque no pueda pasar
mientras las Trece Rosas sigan muriendo
cada año delante de nuestros ojos sin muerte,
incendiados de memoria acunada en zanjas
en cunetas recontadas una y otra vez
ante la tristeza de unos nietos convencidos
a golpe de disparos oscuros
de que en el pasado está su futuro
dañado, irredento, inasumible, fraudulento,
fallecido sin morirse.
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