Shakespeare, Rita Moreno y Spielberg: West Side Story uanmortaim
En 2021 se estrenó una nueva adaptación de un musical clásico que ya tuvo seis décadas antes su versión (dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins), su popularísima versión. Algo más de dos horas y media, muchos minutos para los que no somos devotos del género, da de sí la West Side Story del extraordinario cineasta estadounidense Steven Spielberg, que rueda, con su pulso habitual, el guion de Tony Kushner adaptando el musical de 1957 fundamentado sobre el libreto de Arthur Laurents, con música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim, ya de por sí inspirado en la obra dramatúrgica Romeo y Julieta que a finales del siglo XVI escribiera el grandioso escritor inglés William Shakespeare, y se aprovecha de la fabulosa fotografía de Janusz Kaminski.
No sé decir exactamente si
ver este largometraje (que fracasó en taquilla) me ha gustado o no. Con eso quizás
esté ya dicho todo. Un nosénosé es poco menos que igual a un NO. Nada ayuda
desde luego un reparto que, salvo tres excepciones (y si olvidamos lo bien que
bailan todos), Rachel Zegler (ganadora del Globo de Oro como Mejor
actriz de Comedia o Musical), Ariana DeBose (Mejor Actriz de reparto en
los mismos Globos de Oro) y la veteranísima (ya aparecía en la película de Wise
y Robbins) Rita Moreno, no está a la altura de una película de Spielberg.
El film, que también obtuvo el Globo de Oro a la Mejor película Comedia o Musical, tiene, hoy, a comienzos del mes de marzo de 2022, que es cuando escribo esto, siete nominaciones a los Premios Oscar, que incluyen la de Mejor película y la de Mejor dirección.
No cabe duda de que llevar de
nuevo a las pantallas West Side Story es un atrevimiento mayúsculo. Leo
que lo que hace Spielberg es “traer intacta” aquella de 1961. Traerla “tal cual”.
Lo leo en la crítica que sobre esta adaptación de 2021 escribiera el crítico
cinematográfico del diario madrileño El Mundo Luis Martínez, que añade,
“sin mover una coma”. No puedo opinar sobre la adaptación porque… no recuerdo
haber visto aquella película estrenada dos años antes de nacer yo. Completa,
creo que no la vi jamás. Dice Martínez que lo que hace Spielberg con aquella West
Side Story es comprenderla de manera exacta y “devolverla a los ojos del
espectador como si la contemplara por primera vez”. No sé si “el West Side
Story de Spielberg es sencillamente una obra maestra de la repetición”. Yo,
más bien creo que algunas de sus espectacularmente hermosas escenas de danzas
callejeras no valen por sí solas el precio, el valor de estar sentado viendo
una obra cinematográfica durante tanto tiempo.
Decía Shakespeare hace cinco
siglos y algunas décadas que…
“En Verona, escena de la acción, dos familias de rango
y calidad renuevan viejos odios con pasión y manchan con su sangre la ciudad. De
la entraña fatal de estos rivales nacieron dos amantes malhadados, cuyas
desgracias y funestos males enterrarán conflictos heredados.
[…]
Una paz sombría nos trae la mañana: no muestra su
rostro el sol dolorido. Salid y hablaremos de nuestras desgracias. Perdón verán
unos; otros, el castigo, pues nunca hubo historia de más desconsuelo que la que
vivieron Julieta y Romeo”.
Ya sabes, todo esto, con menos poesía y en Nueva York, y nada de familias ricas, más bien chavales desheredados de pequeñas patrias distintas. Shakespeare en el siglo XX, ahora desde el siglo XXI, o mejor: desde el alma cinematográfica del cineasta más importante de la historia, Steven Spielberg.
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