Bajocero me deja frío

¿Qué es un thriller? ¿Qué es una película de acción? ¿Qué es una película policiaca?

Bajocero, así, todo seguido, es quizás las tres cosas y como cualquiera de ellas no es gran cosa. (Cosas, cosa: me he dado cuenta.)

Estrenada en este año 2021 también pandémico, la película española Bajocero dura 106 minutos, que se me hicieron largos pese a estar narrada con un ritmo razonablemente bueno, y ha sido dirigida por Lluís Quílez y escrita por él mismo y Fernando Navarro, con una brillante fotografía bajo la responsabilidad de Isaac Vila.

El guion flojea, el argumento hace aguas (no es un spoiler) pero las interpretaciones son bastante buenas, y en el caso de Patrick Criado y Luis Callejo excelentes, también Andrés Gertrúdix. Junto a ellos, un solvente Javier Gutiérrez (el prota), un insuficiente (la culpa no es suya, su personaje es hiperbólico) Karra Elejalde y Isak Férriz, Miquel Gelabert, Édgar Vittorino, Florín Opritescu, Ángel Solo, Sebastián Haro y (adivina quién es en la peli…) Àlex Monner.

Es difícil discernir después de haberla visto si Bajocero es o no una buena película. Lo que sí sé es que para recomendársela a alguien tengo que advertirle de que si quiere intentar disfrutar de ella tendrá que suspender su credulidad en varias ocasiones, quizás todo el rato.

¿De qué va Bajocero? Flota en su ser un cine de entretenimiento una intención no bien apuntada de querer hablarnos de la justicia, de la ley, de la maldad y el dolor, de las molestias que supone pretender el bien cuando el mal siempre acaba saliéndose con la suya. Un clásico cada vez más evidenciado por el cine de policías.

Te dejo con los expertos (una de cal y otra de arena, no sé cuál es la una y cuál la otra, ¿y tú?):

"Puede que haya cierto desequilibrio entre la construcción de una tensión más soterrada y ciertos delirios del guion. (...) Funciona mejor cuando los personajes no saben a ciencia cierta a lo que se enfrentan."

Quim Casas para El Periódico

"Un buen policiaco. Lluís Quílez aporta una solvente puesta en escena y una estimable elegancia visual (...) un notable manejo de la tensión narrativa y (...) redondea bien su película gracias a la excelencia de su plantel de intérpretes."

Javier Ocaña para El País