Reflexiones irreflexivas (diciembre de 2020)

Uno de mis álbumes de fotos en Facebook se llama Reflexiones irreflexivas, estas son algunas de las más recientes. No, no son gran cosa.

 


¿Cuándo muere el pasado?

 

Alguien, en la novela El túnel, de Ernesto Sábato, afirma que “vivir consiste en construir futuros recuerdos”. Ir construyendo futuros recuerdos hasta que los recuerdos del pasado son eso, una construcción; añado yo.

 

Cuando Miguel Cobo Rosa escribió aquello de que “toda vigencia es efímera” quizás no supiese que así estaba estableciendo de manera genial la razón de ser de la Historia, que no es otra que desengranar lo que el tiempo le hace al ser humano, lo que el ser humano le hace al tiempo, lo que es cambio y lo que es permanencia (hasta que deja de serlo y se convierte… en cambio).

 

Una cosa es la Historia y otra muy distinta es aquello que algunos se traen del pasado para entretenernos o entretenerse.

 

¿Por qué se pone tan poco cuidado cada vez que se habla de la guerra, del franquismo, de la transición? ¿Por qué muchos se siguen dejando llevar por el trauma, el odio, el miedo y la memoria del deseo sin reparar en las consecuencias de entrar en el pasado como si se fuera un monstruo?

 

 

La fabulosa fabulación que es la vida.

 

 

La etimología es la ciencia de la mala pronunciación, de la transcripción cutre, de las herencias dislocadas. [Recordar es volver a hacer pasar algo por el corazón de uno.]

 

 

La unanimidad es imposible. La nimiedad no lo es.

 

 

 

DESDE QUE EXISTE VOX SOY MEJOR PERSONA

Cada vez que quiero emitir una opinión, incluso algo antes, cuando quiero meditar respecto de cualquier asunto social o político delicado (por ejemplo, el asunto del partido de fútbol suspendido porque alguien se refirió a otro alguien como 'el negro'), me detengo un instante. Sólo uno. Y me pregunto: ¿qué diría un militante o simpatizante, de Vox? Y automáticamente llega la paz a mi conciencia. Y pienso, opino si acaso, justo lo contrario. Gracias, tíos y tías de Vox, gracias.

 

Todos son iguales. Los que dicen que todos son iguales son todos iguales.

 

[En cada discurso de Navidad regio] le hacen más caso al rey los antimonárquicos que los demás.

 

 

CUANDO LA PALABRA CLAVE ES LA PALABRA 'CONTENIDOS'

Dice en Twitter Pascual Gil Gutiérrez que...

"Es curioso que el profesor que se prepara el contenido de sus clases, se pasa horas corrigiendo exámenes e invierte tiempo y dinero en mantenerse actualizado en su materia sea el opresor acomodado mientras que el que "evalúa miradas y emociones" sea el trabajador inquieto".

 

El sistema educativo ha de servir para que quien quiera aprender pueda aprender y para que quien no quiera aprender quiera aprender.

 

 

Todo el tiempo que los ensayistas, los otros ensayistas, malgastan en parafrasear a los autores que les sirven de base les iría mejor si lo emplearan en leer a más autores o en reflexionar un poquito más sobre el objeto de sus ensayos. Mi máxima es que, si citas, cita: reproduce, entrecomilla, muestra... QUE HABLEN ELLOS.

 

 

“En la vida, pocos sueños se cumplen; la mayoría se roncan”: dicen que dijo Enrique Jardiel Poncela.

 

Le leo a Andrés Trapiello en su recientísimo Madrid que “todo lo malo acaba pasando, pero lo bueno no se pasa nunca, en contra de lo que creen algunos, y gracias a ello sobrevivimos” .

 

 

Enhorabuena a cuantos odian las fiestas de Navidad. En estas de este estúpido año 2020 van a disfrutar de lo lindo viendo cómo a los que hemos perdido a alguien querido recientemente, casi todos, se nos unen TODOS los que no podemos ir a donde más NOS place ni ver a todos cuantos queremos cada vez que se nos antoje. Lo dicho, ESTAS SON SUS NAVIDADES. Lo han conseguido.

 

A pesar de todo, Navidad”.

José Antonio Pérez Pérez

 

NI BELÉN NI BELENOS

Ametrallada la estrella, sanguinolentos los animales de ese portal donde el pesebre arde y no hay niño ni virgen ni padre putativo ni hostias en vinagre, los objetivos del trauma envilecido por el deseo amargo han ocupado la realidad invisible de los días del futuro en que estamos amedrentados por todo y por toda. Bienaventuradas las personas y las cosas que aún son capaces de brillar y brillar incluso cuando el Sol es un lunático que se hace de vientre en las aceras. Demos las gracias a los desgraciados y quitémosles la pena a las esquinas de los rascacielos rasgados antes, durante y después del solsticio en que el único niño vivo es el niño muerto entre los despojos de lo que queda de la palabra Navidad y lo que le sobra a la palabra capitalismo. Que la justicia nos coja confesados y confesos. Por fin, la guerra ha terminado. Han ganado los que las pierden siempre. El futuro va a dar mucho que hablar.

 

La Navidad está bien, pero lo más importante es el amor que le transmitimos a las personas a las que amamos.

 

EL AÑO DEL GRAN CONFINAMIENTO

Percibo que historiadores franceses ya están hablando de esta desgracia que nos aturde y aminora como el Gran Confinamiento (ellos lo dicen en francés, y las mayúsculas son mías, que enseguida me vengo arriba). Tomo nota: este año 2020 está siendo el del Gran Confinamiento.

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