Suena la chica de ayer

Suena La chica de ayer, los días que fueron no regresan, son un presente inalterable, días que se difuminan eso sí lentamente y desaparecen en su realidad de presente. Ese pasado no es sino lo que queramos que sea: encadenadas a un árbol la nostalgia y la melancolía, aprendemos que hay un esplendor en la hierba, siempre lo hay, al que le escuchamos todo es futuro y nos enseña a disfrutar del verdadero, de ese esplendor en la hierba que AHORA gozamos.

 

No puedo parar, es una infección, y mira que lo lamento,

lo digo por vosotros, me brotan los versos o lo que sea esto,

intento no pensar, no escribir tampoco,

pero nada, no hay manera,

leo algo, escucho algo, veo algo, huelo algo

y los dedos se me hacen poesía o lo que sea esto:

me digo, detente bala y nada, no consigo parar,

nadie puede parar cantaba Nacha Pop,

pues a mí igual, me pasa lo mismo…

Ven conmigo esta noche y lo verás,

las estrellas me iluminan, pero no me deslumbran,

y así, con todo.

 

Los años en los que escuchar a Nacha Pop y salir a las fiestas y estudiar lo necesario y jugar a las cartas y tener una novia y ser todo futuro, pero ser sobre todo presente luminoso y beber cerveza y reír y saltar en los bailes y abrazar sin descanso y ser joven y no pensar en la felicidad ni soñar ni sufrir ni esculpir el porvenir de tu generación. Los años en que crecer rodeado de luz y de latidos de goma...


[arte de Álvaro Ortega]

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