Burning


Recuerdos del pelo largo, en un sitio como este: Madriz, Madrid, Madriz. Toño, Pepe, Johnny, como huracanes, como un disparo. Cuando aprender a cantar a Burning. Cuando nos reíamos por todo.

Escribir Burning es escribir barrio. Madrid, 1974-2019. Es escribir noche. Desde la agonía del Dragón hasta estos tiempos de agua y el todo vale y el todo es desvalimiento.

El fulgor ya se ha desvanecido bajo las estrellas, pero queda en mi interior el espíritu madrileño de los Stones. Love your live en Legazpi, en La Elipa. En… Y Ventas es su reino. Te quiero tanto.



Ponte ahí. No te muevas. Sé feliz. Atrévete. Ahora, sí, movamos las caderas en la España madrileña del fin de una década, del final de un mundo, porque no es extraño que estemos locos, Burning. Queridísimos Burning.

Y la música de los barrios donde yo crecí y sigo viviendo lloró un instante antes de ponerse a mirarle a los ojos a la vida con una cerveza en la mano y una sonrisa en los labios.



Felicidades, Burning, morirse no es suficiente. Nunca acaban de dar las 10 en ningún reloj. Nunca. Lo que el tiempo no borró. Chuck Berry y Lou Reed no necesitaron saberlo. No hay que irse de todos los sitios.

Johnny, Johnny Cifuentes, Johnny Burning. Tú. Gracias.

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