Luis Algorri no se inventó a Carlos Alcaraz


A Luis Fernando Pérez Algorri (dejémoslo en Luis Algorri, que es como todos le conocemos), nacido en León cinco años antes de que yo naciera y licenciado en Historia e Historia del Arte, master en Periodismo y periodista de tronío que escribe de maravilla (en Vozpópuli, a día de hoy, pero antes en El País, El Independiente, en Diario16, en el semanario Tiempo, en El Confidencial…), estuve a punto de liarle yo hace unos añitos para que escribiera la historia de la masonería, siendo él masón y avezado conocedor de esa institución filantrópica. De 1999 es su novela Algún día te escribiré esto, publicada cuando él tenía 41 años y yo 26.

Carlos Alcaraz Garfia, Carlos Alcaraz para la gloria que le espera, nació en una localidad murciana cuarenta años después que yo. Su abuelo Carlos es, se lo leo a Algorri, “el autor de la fórmula magistral que ha llevado a su nieto al éxito en el tenis: cabeza, corazón y cojones”. En 2022 se convirtió en el número uno del ranking profesional tenístico más joven de la historia. Luis tenía 64 años. Yo 59. Él 19.

¿Que qué tienen que ver Alcaraz y Algorri? ¡Cómo se nota que no sigues el muro de Facebook del Gran Algorri! Yo no me pierdo una crónica suya de cada partido del tenista español, y de ahí que sepa de esas joyas literarias deportivas que salen del caletre del insigne periodista para contarnos las hazañas del muchacho guepardo y que él va publicando allí donde sigue rindiendo su oficio.


“El guepardo (Acinonyx jubatus) es un hermoso y elegante felino que vive en diversas zonas de la mitad sur de África y en cientos de documentales de la BBC y de National Geographic. Animal territorial, el guepardo sabe esperar, eso sobre todo. Es consciente de que hay otros bichos en la sabana que son algo más fuertes que él y que pueden robarle las presas. Pues aguarda su mejor momento: el del mediodía, cuando leones y hienas y leopardos están aplastados por el calor, y es entonces cuando sale a la pista. Y no hay quien lo pare. No tiene preferencias en cuanto a su zona de caza: lo mismo le da la hierba de la sabana que la tierra batida o la pista dura, él corre igual, da lo mejor de sí mismo y logra todo lo que se propone. Un animal admirable, el guepardo. Seguramente por eso hay tan pocos”.

 

Carlos Alcaraz, guepardo, eres “el Mozart del tenis contemporáneo”, también “demasiado español, chaval”. Como te dice Luis, también yo te susurro:

 

“Recuerda que eres mortal, Carlitos”.

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