Prometer el mar y (sólo) darme más guerra civil y más trauma

El maestro que prometió el mar —El mestre que va prometre el mar, en su título original, la segunda película dirigida por Patricia Font, estrenada en 2023 (FilmAffinity la alza al número 52 de las Mejores películas españolas y al 14 de ese año), de algo más de cien minutos de duración, escrita por Albert Val, que adaptó el libro de 2013 de Francesc Escribano titulado Desenterrant el silenci. Antoni Benaiges, el mestre que va prometre el mar, donde se investiga el asesinato durante la Guerra Civil española de un maestro de escuela, interpretada principalmente por Enric Auquer, Laia Costa, Luisa Gavasa, Ramón Agirre y Milo Taboada— no consiguió lo que yo creía que iba a lograr de calle: emocionarme, conmocionarme. Probablemente por mi culpa, que no fui capaz de ver en ella trascendencia alguna y mucho menos en las interpretaciones que me dijeron que presenciaría (nunca vi un Auquer, habitualmente majestuoso, más poco creíble) ni tampoco en un argumento trasladado al cine de una manera ramplona que casi aniquila todo su potencial ético invencible (el asunto de los desaparecidos españoles casi un siglo después de su exterminio inmisericorde y bárbara).

He mentido, sí logró emocionarme, porque es imposible no llorar ante la dolorosa historia de su protagonista. Pero es que habría que haber sido muy torpe cinematográficamente para desperdiciar esa capacidad de recrear el más terrible trauma de los santos laicos inmolados por los sublevados guerracivilistas que dominarían mi país durante tantos años y que todavía cuentan con defensores insensibles siempre amigos de los tiburones.