La impresionante novela Maniac de Benjamín Labatut
La quinta novela del escritor chileno Benjamín Labatut (“una obra de ficción basada en hecho reales”, dice de ella en sus agradecimientos) se titula The Maniac, apareció en 2023 y yo la he leído en la espléndida traducción de su propio autor: Maniac. Estamos ante un magistral thriller que es un ensayo narrativo a la vez que es una novela hipnotizante, casi catártica, torrencialmente escrita de una manera tan brillante como inusual, sobre personalidades analógicas y digitales que han ideado el mundo en el que estamos y en el que estaremos.
¿Quiénes protagonizan la singular Maniac? Los principales personajes, todos ellos reales, de la novela de Labatut (una novela donde esos personajes no ficticios dicen cosas como que “las preguntas son la verdadera medida de un hombre”) son, brevemente, el físico austriaco Paul Ehrenfest (para quien “la sabiduría real era una experiencia de cuerpo completo, algo que involucraba todo el ser, no solo la razón y la mente”); especialmente, el físico y matemático húngaro nacionalizado estadounidense John von Neumann (Jancsi von Newmann para sus conocidos, “el ser humano más inteligente del siglo XX, un extraterrestre entre nosotros”, el genio que prometió “un control divino sobre el clima del planeta, el mismo que creó la primera computadora moderna, las bases matemáticas de la mecánica cuántica, la teoría de los juegos y del comportamiento económico y las ecuaciones para la implosión de la bomba atómica, el profeta que anunció la llegada de la inteligencia artificial, las máquinas autorreplicantes, la vida digital y la singularidad tecnológica”); además del surcoreano Lee Sedol, supercampeón del go, el completísimo y sumamente complejo juego estratégico de tablero de mesa, y uno de los principales investigadores de inteligencia artificial, el británico Demis Hassabis, creador del programa AlphaGo (“basado en el aprendizaje por refuerzo y en su capacidad de aprender jugando por cuenta propia, lo que significaba que, en esencia, era casi un autodidacta, pues se había enseñado a sí mismo a jugar”) que, en 2016, derrotó a Sedol.
Pareciera que una de las motivaciones, si no la mayor,
de Labatut para escribir esta novela prodigiosa sobre seres prodigiosos fue
mantener el recuerdo de un ser incomprensiblemente desparecido de la memoria de
la mayoría de los seres humanos: Von Neumann (quien mantenía que “para el
progreso no hay cura”). Y así evitar que diera la impresión de que lo que había
ocurrido fue “un cambio brutal para que el mundo lo olvidara, un extraño
retroceso en la evolución humana, una súbita disminución de conocimiento y
lucidez que afectase a toda la especie, y que sería el primer heraldo de una
nueva Edad Oscura producto de la pérdida –voluntaria, irremediable y profunda–
de nuestra memoria colectiva. Habiendo vivido a su lado, realmente pensé que
sería necesario un colapso de la civilización para que su fama se desvaneciera
y acabara en nada” (tal y como afirma su segunda esposa, la también científica
estadounidense de origen húngaro Klára Dan).
“En 1957 (el año en que
murió Jancsi) solo había un puñado de kilobytes de memoria computacional en
todo el planeta. Menos de lo que los aparatos modernos utilizan para mostrar un
solo píxel. Con recursos tan limitados, él no estaba pensando en lo que era
posible o probable; la ciencia de la computación era tan joven e incipiente que
János podía jugar con absoluta libertad, como un niño perverso que se gratifica
con su imaginación, sin estar atado a la realidad ni tener que pensar en las
consecuencias de sus actos”.
Maniac es la perfecta novela en la que a uno le importa muy poco que lo que está aprendiendo al leerla debería haber sido escrito como un ensayo, de manera que, más bien al contrario, lo que al agradecido lector le parece es que la mejor manera de saber todo aquello es leerlo escrito por Labatut… Como si fuera la novela que es.
Bravo por el comentario.
ResponderEliminarSe agradece.
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