Fútbol, Historia, La Rioja: un libro de David Mota Zurdo
“La historia no es sino el resultado de una concatenación de hechos que, dicho sea sin reparo, son lo que son. El sentimiento, la consecuencia vital de una infinidad de emociones.
El historiador, un
periodista que viaja en el tiempo para descubrir cuáles son las claves de todo
aquello que ha sucedido a lo largo de los años para entender los movimientos
individuales o colectivos que se han ido produciendo. En muchos casos,
desempolvando como los arqueólogos todas las capas de tierra y estratos que han
ido ocultando y hasta maquillando lo real, lo innegable. El aficionado, el
seguidor sufrido y fiel, el que arropa a su equipo cuando sale el sol o arrecia
el temporal, una vorágine de sensaciones que le llevan a interpretar el relato
para minimizar las derrotas y extrapolar los éxitos que va encuadernando.
Dos visiones, dos radiografías
realizadas desde puntos de vista diametralmente diferentes. Y sin embargo
compatibles. Aunque para ello se imponga establecer un punto de equilibrio para
no confundir churras con merinas. Y para ser más justos”.
Esta
magnífica contraposición entre el historiador y el aficionado deportivo
pertenece al texto que escribe el periodista Roberto Rivera Solano en el
primer prólogo (titulado ‘El equilibrio de la verdad’) del libro que el
historiador David Mota Zurdo dedica a
explicar la historia de un equipo de fútbol riojano, el Haro Sport Club
(1913-1929).
Un
instruido viajero del tiempo frente a un seguidor sufrido y fiel. Historia
frente a Memoria. Una vez más, añado yo.
El otro
prólogo del ensayo historiográfico pionero de Mota Zurdo (Entre la pasión y la gloria: el fútbol riojano a través de
Haro Sport Club, 1913-1929), titulado ‘El fútbol como
instrumento para el análisis histórico’, es obra del historiador Francisco
Javier Caspistegui. Es una breve obra mayúscula que enmarca de una manera magnífica un
libro de historia cultural local que pronto será una referencia imprescindible
para los necesarios historiadores del fútbol.
Caspistegui
comienza por ilustrarnos sobre algo que demuestra que no solo el papa Juan
Pablo II o el entrenador Arrigo Sacchi están tras el adagio ese de que el fútbol es lo más importante de las cosas sin importancia.
“Nunca está de más recordar lo que
el antropólogo francés Christian Bromberger señalaba en 1998, que el
fútbol era la bagatelle la plus sérieuse du monde”.
En las
primeras décadas del siglo XX, el foot ball va extendiéndose
decididamente por toda España. Reinaba Alfonso XIII, y la sociedad española
lentamente iba formando parte de los nuevos tiempos. Unos nuevos tiempos en los
que un entretenimiento deportivo ante todo juvenil va camino de inundarlo todo,
el ocio… y los negocios. Pero, se pregunta Caspistegui, y yo con él:
“¿Por qué se reúnen los jóvenes?, ¿qué
les lleva a ello?, ¿de dónde proceden? ¿por qué reaccionan con fiereza en torno
a un juego?, ¿por qué se generan enemistades y conflictos entre ellos?, ¿por qué
utilizan símbolos de todo tipo en torno a esa práctica?, ¿qué implica el
triunfo y la derrota?, ¿por qué representan a grupos concretos, pueblos,
ciudades, regiones o países?, ¿por qué las autoridades se interesan en esas
prácticas?
Sí, los
historiadores y sus preguntas. ¡Qué harían sin ellas! ¡Qué haríamos sin ellas!
Pero el segundo prologuista del libro de Mota Zurdo es un historiador, no un
filósofo, y le interesan más las respuestas que las propias preguntas:
“Todas estas preguntas, y tantas
otras que podrían formularse, nos conducen a plantearnos que no
se trata de un mero pasatiempo, que en la trama de
significaciones que los seres humanos construimos para dar sentido a nuestro
entorno social también el fútbol juega un papel y, por tanto, su interpretación,
es decir, la búsqueda de sus significados puede aportar un mejor conocimiento
de la sociedad en la que se inserta”.
Cuando
aprendimos que el fútbol no es un simple pasatiempo fue más fácil
dimensionarlo. Y ahí surge la decisiva importancia de que su
conocimiento histórico sea acometido por los historiadores.
Historiadores como David Mota Zurdo.
Caspistegui finaliza sus palabras introductorias con esta excelente justificación del libro del joven historiador bilbaíno:
“Sin dejar los temas que han protagonizado la mirada de los historiadores durante siglos, añadir otros puntos de vista servirá para que la inasible complejidad del ser humano aclare un tanto su enmarañamiento. Dado que no podemos dar un tajo al nudo gordiano, al menos podemos seguir armándonos de paciencia y buscar el cabo con el que desatar nudo a nudo la urdimbre de significados que seguimos tejiendo día a día. Gracias a David Mota, seguimos avanzando”.
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