Celine Song debuta a lo grande (desde lo pequeño) con Vidas pasadas


La primera película de la cineasta coreano-canadiense Celine Song, afincada en Estados Unidos, que la dirige y escribe, tuvo desde su estreno en 2023 un reconocimiento tal que llegó a estar nominada a la Mejor película y al Mejor guion de los Premios Óscar. Se titula Vidas pasadas (originalmente, Past lives) y dura poco más de cien medidos minutos.

Este drama romántico que FilmAffinity tiene en el puesto 13 de las mejores películas de aquel año 23, roza la nadería mientras consigue hacer que uno pase el tiempo contemplándola como si fuera algo interesante, lo que ya es mérito.

Triste y luminosa a un tiempo, incluso inteligente y clara dice de ella (“una precisa disección del tiempo “) Luis Martínez, crítico cinematográfico de El Mundo.


Yo escribiría de ella que “dentro de las películas sencillas, románticas, de narración cómoda, confortable y de sentimientos bien macerados y difíciles de pilotar, tiene la singularidad de ser dulce, amarga y dejarse visitar por dentro”, si no fuera porque eso es lo que sobre ella escribiera Oti Rodríguez Marchante en ABC.

Un elogio que acepto de ella es el que le leí a Nando Salvá en El Periódico, cuando dijo de Vidas pasadas que su serenidad “convierte lo amargo en algo resplandeciente”.

Delicada y sensible es, como dijo de ella Sergi Sánchez en Fotogramas, pero no veo como él en ella “una conmovedora historia”. Porque a mí no me conmovió. Aunque estuvo ahí-ahí.

La actriz Greta Lee lo borda, eso sí. Su pareja, Yoo Teo, me dejó a medio camino entre el aburrimiento y la sorpresa: si el personaje era esa sosedad, menudo acierto. Si no, qué tostón de chaval.

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