John Carney hizo cine con la música de Glen Hansard y Markéta Irglová
De 2007 es la película irlandesa Once (‘Una vez’), de poco menos de hora y media de cabal duración. Escrita y dirigida por John Carney, la esencia de la película está en la música de sus dos protagonistas, Glen Hansard y Markéta Irglová, y en cómo el cineasta que acaba por plasmar en el film lo que vemos logra hacernos sentir la verdad vulgar del esplendor de la música a través de la vida sencilla y a la vez compleja de sus creadores. Todo ello con ese torpe seguimiento de falso documental que fotografía Tim Fleming para darle un toque feísta de verdadera realidad, creo que innecesario.
Aquel año se alzó con el Premio Internacional del Público en Sundance y con
el Oscar a la Mejor
canción original por la fabulosa Falling slowly, que Hansard e Irglová,
sus autores, interpretan de maravilla.
Jordi Costa escribió en el diario El País que Once es "el perfecto musical indie”, también que es una “obra de una riqueza nada evidente, cuyo encanto va entrando en el espectador por sedimentación, en delicadas capas de carisma."
De “musical artesano” la tachó Antonio Weinrichter en ABC, añadiendo sobre ella que, “a su manera modesta y sin levantar la voz rescata la música de su condición usual de hilo musical corporativo”.
Alberto Luchini, crítico cinematográfico de El Mundo, quedó
fascinado por el film, del que escribió que "es una de esas joyas que cada
mucho tiempo llegan a la cartelera”, y que exhibía “un derroche de
sensibilidad, autenticidad e inteligencia”.
Una pequeña gozada, sin duda, discreta, pequeña, donde se equilibra la
agria disciplina que nos impone la realidad con la grandeza que nos proporciona
la música.
¡Ah, por demás está decir que es una historia de amor!
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