En qué pensamos cuando pensamos en fútbol (a la de una)


El pensador inglés Simon Critchley escribió un divertido y a la vez profundo libro, muy filosófico, a la par que muy futbolístico y en ocasiones hilarante, que fue publicado en 2017 con el título What We Think About When We Think About Football y traducido espléndidamente al español un año después como En qué pensamos cuando pensamos en fútbol por Milo J. Krmpotić.

 

“Con este libro he intentado trazar una poética de la experiencia futbolística”.

 

Critchley, famoso por acuñar la maravillosa expresión “el fútbol es el ballet de la clase trabajadora”, arranca el libro situando claramente su razón de ser:

 

“¿En qué pensamos cuando pensamos en fútbol? El fútbol tiene que ver con tantas cuestiones, y estas cuestiones resultan a la vez tan complejas, contradictorias y conflictivas…; la memoria, la historia, el territorio, la clase social, el género en toda su problemática de variantes (especialmente la masculinidad, pero también cada vez más la feminidad), la identidad familiar, la identidad tribal, la identidad nacional, la naturaleza grupal tanto en lo que respecta a los grupos de jugadores como a los grupos de seguidores; y la relación, a menudo violenta pero en ocasiones pacífica y discretamente admirativa, que se establece entre nuestro propio grupo y otros grupos”

 

¿Qué clase de juego es el fútbol?

El fútbol es un juego de estrategia que requiere disciplina y entrenamiento no sólo para lograr un buen estado físico sino también para alcanzar y mantener una estructura: un equipo es “una cuadrícula, una figuración dinámica, una matriz de nódulos en movimiento, en cambio constante pero que a la vez se esfuerza por perpetuarse en un mismo estado, por retener su forma”. Cada equipo es “una estructura móvil y cambiante que se ve enfrentada a otra estructura, la del equipo rival: lo que pretende esa estructura es ocupar y controlar el espacio. Se puede decir que un equipo de fútbol se organiza al modo de un pequeño ejército.

 

“Como muchos han comentado antes, el fútbol es la continuación de la guerra por otros medios, pero los medios del fútbol son claramente belicosos: tienen que ver con la victoria, y a veces con una derrota heroica”.

 

La naturaleza organizativa del fútbol

Como el fútbol tiene que ver con el equipo, es por tanto esencialmente colaborativo: “se basa en el movimiento entre unos elementos que juegan en conjunto, que juegan con y para cada uno de ellos, y que conforman la red móvil y espacial del equipo”.

Critchley recurre a otro filósofo, el francés Jean-Paul Sartre, cuando afirma que “en todo equipo organizado se establece una dialéctica ininterrumpida entre la actividad colectiva y asociativa del grupo y las acciones individuales de apoyo que florecen entre unos jugadores cuya existencia se administra únicamente a través del grupo. Lo que atrae una y otra vez la atención de Sartre es el modo en que la estructura moldea las relaciones entre la acción individual y la colectiva dentro de esa forma dinámica y en cambio constante que es el equipo de fútbol”.

 

La sociabilidad (el socialismo)

La sociabilidad es tan inherente al fútbol (a quien lo juega, pero también a sus hinchas) que dicha “sociabilidad se extiende hasta el nombre mismo del deporte sobre el que estamos hablando, fútbol asociado, que en Estados Unidos abreviaron en la forma de soccer, aunque en el Reino Unido el fútbol se denomina comúnmente soccer hasta la década de 1970, cuando el término pasó a ser malinterpretado como un americanismo: el fútbol es el movimiento del socius, la libre asociación de los seres humanos”.

 

“La razón por la que el fútbol resulta tan importante para tantos de nosotros apunta precisamente a la experiencia asociativa que constituye su núcleo, y al vívido sentido de comunidad que proporciona. Forzando un poco la cosa y reconociendo que me la juego con esta comparación, podríamos decir que la forma de política más apropiada para el fútbol es la del socialismo. La libertad no es algo que se experimente alejado de los demás, sino que es resultado únicamente de la asociación donde el acto colectivo integra a la vez que realza la acción individual”.

 

La contradicción más básica y profunda del fútbol

El fútbol es en la forma “asociación, socialismo, sociabilidad y acción colectiva tanto por parte de los jugadores como de los hinchas, pero su sustrato material es el dinero, un dinero sucio a menudo procedente de fuentes altamente cuestionadas e infraexaminadas”. Es evidente que está “completamente mercantilizado, saturado por los mecenas y por la cultura de marcas más estúpida y vulgar”. No podemos ignorar que “se trata de un espectáculo vendido al mercado, y a veces insoportable, propio del período del capitalismo (tardío, realmente tardío, de última hora, incluso del fin del mundo) al que estamos intentando sobrevivir ahora mismo”. Es difícil discutir que se trata de un deporte, de un espectáculo, que “puede ser algo horroroso”, pero Critchley quiere señalar algo dentro de esta catástrofe maloliente:

 

“Aun así, insisto en que el fútbol no es solo eso sino mucho más”.

 


El fútbol, que en las últimas décadas “se ha consolidado como sujeto legítimo de la literatura más seria”, es la posibilidad de su poética, aunque también necesita una profunda crítica: es ahora mismo un “conflicto entre el carácter asociativo y socialista de la forma futbolística y el capitalismo rampante de su contenido”. Esa contradicción debe permanecer abierta: “el fútbol es un juego que nos subyuga y deleita en la misma medida que nos repele y exaspera”. Pero Critchley ha preferido centrar su libro en el deleite, en la poética del fútbol, en la fenomenología del juego bello.

[Continuará.]

Comentarios

Entradas populares

Los textos incluidos en este blog son propiedad exclusiva de sus autores. Se permite su uso y reproducción, siempre y cuando se respete su integridad, se cite la fuente y su utilización no busque fines comerciales ni implique la obtención de ingresos económicos de cualquier tipo.