Los Stones
Necesito que veas parte de mi alma, como si escucharas con los ojos cerrados una de los Stones.
[suena mejor decir, escribir,
S
T
O
N
E
S
así, Stouns,
que decir, escribir, los Rolling, que ha quedado demodé, feamente
vintage]
Vuelves a escuchar a los Stones y regresas al primer día, al
primer día de todo, de escuchar la música demoníaca de los ángeles de la ciudad
y de sentirte a ti mismo como cayendo en la gloria del rocanrol eminente, del
rocanrol de la vida.
Vuelves a escuchar a los Stones como si todo estuviera una
vez más a punto de empezar.
Los Stones… Otro grupo (pero no otro más) de muchachos ingleses cuya devoción por los sonidos negros unida a su talento a menudo insolente les permitirá a principios de los 60’s crear a partir de su rhythm and blues juvenil todo un estilo sólido y musculoso, también fibroso y elástico, que se diría que se convirtió en el colmo depurado del rock, en su paradigma. Un estilo que aún hoy perdura en sus actuaciones en directo, más que en sus discos de poca monta. Un estilo de vida. Los Rolling Stones, que en 1963 “eran la banda a la que había que seguir” (eso ha dejado escrito Pete Townshend, para quien “los Rolling Stones son el único grupo que no me avergüenzo de haber idolatrado. Cada uno de sus miembros me ha dado algo como artista, como persona y como fan. Sería insensato pensar que todo lo que me dieron era sano, práctico y útil”).
En
la bicicleta de tu infancia patinaba la grasa negra de los Stones, dándote a
entender lo que te esperaba.
Eso si que eran canciones: como las de los Stones cuando
los Stones no eran unos viejos resabiados con cara de cuero de bota de vino.
Es sólo rocanrol, pero me
gusta.
Blues,
rocanrol y pronto soul: Jimmy Reed, Muddy Waters, Elmore James, Fats Domino,
Chuck Berry, Bo Diddley, Rufus Thomas… Todo eso es asimilado y convertido muy
pronto en sonido Stones, nada de mera mímesis. En 1968, en su elepé Beggar’s
banquet aparece ya solidificado dicho sonido, tan bien precisado por Diego
A. Manrique de esta manera: “guitarras sucias, ritmos pesados, un ambiente
rancio con ecos de blues terrosos”, también “una música densa marcada por la
tensión entre instrumentos y esa voz arrogante, monótona para oídos no
sintonizados con el rock en estado salvaje”.
son
los STONES mucho más que música
o
quizás sean nada más y nada menos que eso
música
la
del diablo o la de algunas chicas
un
refugio donde tatuarse las caderas de Jagger
donde
sumirse en una nube
mientras
ella sonríe suavemente
al
brillo de una luz
son
los Rolling nada más que rocanrol
ahí
es nada
rocanrol
de flores muertas llenas de vida
del
que te forja y te prende
para
que nunca olvides que
no
siempre logras lo que quieres
del
que te enseña a jugar con fuego
venga
a dar vueltas sobre ti mismo
como
una bestia de carga
orgullosa
y sensual
enamorada
del vértigo
afilada
como las cuerdas de Keith
mucho
más que música son
los Stones, a quienes tanta simpatía les
tengo.
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