La serie El inocente se me hizo muy larga
Más de siete horas puede ser demasiado tiempo. La serie española para televisión El inocente es una muestra impecable de ello. Sus ocho capítulos de entre 50 minutos y casi una hora de duración se me han hecho muy largos. Necesariamente largos, imagino. Pero largos.
Este thriller no quiere ser lo que parece, un canto a las segundas oportunidades, porque, aunque esa es la esencia de lo que se narra, lo que vemos es ante todo una sarta de consistentes inconsistencias argumentales entorno a la brutalidad inherente a las relaciones (in)humanas generalmente mal interpretadas mientras un diseño de producción muy trabajado aparenta la solvencia que el desmesurado telefilme no acaba por tener.
Como vehículo de
entretenimiento conmigo no ha funcionado, quizás por mi culpa, por no haber
puesto yo más a menudo de lo conveniente en suspenso la credulidad necesaria
para seguir lo que quieren que vea. Y como obra de arte para explicarnos algo
humano hace aguas demasiado a menudo.
El inocente, estrenada en 2021, ha sido creada, dirigida y co escrita por Oriol Paulo, quien fue ayudado en su guion por Jordi Vallejo y Guillem Clua, adaptando una novela del exitoso escritor estadounidense Harlan Coben (The innocent, publicada en 2005). La excelente fotografía de la serie corre a cargo de Bernat Bosch y el reparto está encabezado por un buen Mario Casas, deficientemente acompañado generalmente por Aura Garrido, Alexandra Jiménez, José Coronado, Juana Acosta o Gonzalo de Castro. De ese elenco actoral, para mi gusto sólo se salvan, notablemente, junto a Casas, Miki Esparbé y Ana Wagener.
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