Hijos


Nacen y te estremecen. Así comienza todo. Tener hijos es un glorioso estruendo, ser padre te deja con el alma en vilo, es un estallido de afanes inmisericorde, esa clase de jolgorio responsable, de ser más aún si cabe, de ser mejor para ensancharse el alma.

Mis hijos tienen mucho de mí, pero son más ellos que yo: son hoy cuajándose.

Falta la palabra orgullo, ya saldrá: son ellos luces portentosas, millones de watios. Llegaron a esta humanidad incierta siempre camino del desastre cuando yo no sabía lo que sé: que amarles es mi mayor prestigio, mi orgullo inextinguible.

Mis hijos saben sanarme, tienen esa destreza, les basta con mirarme. Sus abrazos son vida, alegría sus palabras, un consuelo precioso.

Ahora no estoy seguro de si ellos me deben la vida o yo se la debo a ellos.

 

 

Arturo

Le digo que es una joya y él responde que yo soy su espejo donde mirarse.

Uno educa a sus hijos para lo mejor y recibe a cambio amor, amor del puro, limpio amor de muchacho, amor sin apelmazar, el amor de tu propia sangre enamorada, el amor donde morir no sería doloroso.

 

 

María

Nació poco después de que el mundo pareciera que se iba a venir una vez más abajo. Pero no lo hizo, venirse abajo. Yo estoy convencido de que el mundo no se vino abajo porque María había venido a él.

Comentarios

Entradas populares

Los textos incluidos en este blog son propiedad exclusiva de sus autores. Se permite su uso y reproducción, siempre y cuando se respete su integridad, se cite la fuente y su utilización no busque fines comerciales ni implique la obtención de ingresos económicos de cualquier tipo.