Una guerra civil dentro de una guerra civil

El último año de la Guerra Civil española comienza prácticamente con una paradoja, el Gobierno republicano decreta el estado de guerra, el 23 de enero. La misma norma nombraba a José Miaja generalísimo de todos los ejércitos, un cargo sin precedentes en la zona republicana. En la zona franquista, el estado de guerra, aunque al margen de la Constitución, suspendida de hecho, se había ido declarando en cada territorio a medida que se le iba incorporando a la rebelión. Dos días después, ante la inminencia de la llegada de las tropas franquistas, el Gobierno republicano se traslada a Figueres, en la provincia de Girona, la más importante localidad de cuántas se hallan cerca del territorio francés.

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Si no fuera ya el camino republicano un descenso imparable hacia la catástrofe, el 5 de marzo el coronel Segismundo Casado da en Madrid un golpe militar de Estado contra el Gobierno de Negrín. La intención de los golpistas es acabar con la Guerra Civil por medio de un acuerdo estrictamente entre militares para conseguir el doble objetivo de impedir el proyecto comunista, que resultaría falso, de prolongar los combates hasta el presumible estallido de una conflagración en Europa y de reducir las represalias del bando vencedor. 

Un día después, los golpistas crean el llamado Consejo Nacional de Defensa, presidido por el general José Miaja, y del que formaban parte ocho consejeros, Casado en Defensa y el dirigente socialista Julián Besteiro en Estado como miembros más destacados, junto al también socialista Wenceslao Carrillo en Gobernación. En medio de esas conspiraciones que acelerarán la derrota republicana (de hecho, de alguna manera, adelantando el golpe de Casado), la flota constitucional intenta evitar caer en manos de quintacolumnistas y de favorables al golpe interno de Estado, y toma rumbo al puerto francés de Bizerta, en las costas tunecinas, donde arribará cinco días más tarde. En Madrid, comienzan los combates entre casadistas y comunistas. Negrín y sus ministros salen de España en avión desde el campo de aviación alicantino de Monóvar. Los asesores soviéticos y los principales dirigentes comunistas también huyen. 

La guerra civil dentro de la Guerra Civil finaliza el 12 de marzo con el triunfo de los golpistas, tras la rendición un día antes de los últimos combatientes comunistas.


Este texto pertenece a mi artículo titulado 80 años del final de la Guerra Civil: España, 1939, publicado en Nueva Tribuna el 16 de febrero de 2019, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.

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