Manuel Rico, un escritor total
El escritor
madrileño Manuel Rico ha publicado
recientemente a través de Punto de Vista Editores Escritor a la espera. Diarios de los 80, una obra que he leído con
interés y sobre la que me gustaría dejar constancia. A ello voy.
Rico escribe
este diario, estos diarios, en el
transcurso de (lo que quedaba de, eso lo matizo yo) la llamada Movida
madrileña, cuando “Madrid era una fiesta más festiva que
revolucionaria”. En aquellos tiempos españoles en los que la “nueva respiración
cultural de la sociedad recién nacida a la democracia, [disfrutaba] de lo que
el franquismo había prohibido o relegado”. En los días en los que todo era de
un “afán vanguardista e irreverente”, en los días que fueron “una explosión
estética”. Días en los que, Rico sabe y nos lo recuerda, la sociedad real no
era la de la Movida, días en los que esa sociedad real, a decir del autor de Diarios de los 80, “no estaba del todo
convencida del éxito de la Transición”. Y si Manuel Rico, que estuvo tan
implicado social y sobre todo políticamente en aquel tránsito finalmente feliz
(¿finalmente feliz?), afirma tal cosa es muy probable que tal cosa fuera así
como él nos la cuenta. En cualquier caso, no cabe duda de que no todo era
Movida madrileña en el Madrid de los años 80.
El origen,
la causa de estos diarios, es la necesidad de gimnasia de escritor de
quien quiere ser novelista. De quien comenzaba a serlo. Rico dio comienzo a
esta “colección de juicios, confesiones, análisis, recuerdos, estampas,
reflexiones y testamentos” el 4 de marzo
de 1985. Ese ejercicio de soltura literaria acabó por convertirse en una
necesidad, “la de explicarme el sentido y la finalidad de mi escritura” y
entender qué tiene que ver con la actividad política y la propia vida. Los
interrumpió en 1991 y los recuperó en 1999 para afinarlos, para refinarlos.
Manuel Rico
es escritor y crítico literario. Escribe poemas y narrativa, también ensayos
cuando ejerce su interesante disección de las obras ajenas. Es un escritor
total, podríamos decir. Lo digo: es un
escritor total. Algo que se nota especialmente en este libro. Se decidió a
publicarlo cuando entendió que en
aquellas notas “respiraba un tiempo doble”: el colectivo de aquella España
y el íntimo suyo y de los suyos.
Lo oculto de
lo cotidiano, lo tierno y lo social,
se juntaban en aquel poeta que era Manuel Rico cuando escribía aquellos
diarios. Un poeta que nos cuenta cómo lee a Hobsbawm, a Juan Goytisolo, a
Stanley G. Payne, que nos confiesa algo avergonzado no haber leído a autores de
aquellos que los dueños de la
literatura tienen por ineludibles. Un poeta que es ante todo un ciudadano
sensible, implicado en la sociedad civil, de la que forma parte activa como
representante de la voluntad popular (madrileña), y al que vemos concienciarse de la profundización de la crisis del Partido Comunista de España (PCE), en
el que milita y del que participa, al que le escuchamos lamentar su “crisis personal en relación con la
política”; un poeta que pasea Madrid, que pasea alguno de sus barrios como el
“mítico” barrio de San Blas, sobre el que imagina “tantas novelas como
viviendas tiene el barrio, más aún, tantas novelas como habitantes”. Un poeta
que se está convirtiendo por la fuerza de los hechos en novelista.
Un poeta que nos cuenta cómo lee a Maria Antonia Macciocchi (¿apostamos por la correcta transcripción en el libro impreso?), a Robbe-Grillet, que no le gusta, a Ignacio Soldevila, a Vicente Molina Foix. Es el tiempo, pongo algo de contexto, de las marchas antiOTAN a la base estadounidense de Torrejón de Ardoz, que ya ha llovido…
Asistimos
asistidos por la prosa de Rico a su tercer intento de escribir una novela, que es una forma “de prolongación de mi labor
poética”, mientras lee muchos libros y compra muchos otros, mientras relee El Jarama de Sánchez Ferlosio, mientras
“el viaje del PCE hacia la confusión sigue adelante: quizás esté en juego el
futuro de la opción comunista en España”, como nos vaticina desde sus notas del
12 de abril de aquel año 85.
Lo digo ya,
da gusto leer a Manuel Rico cuando escribe
sobre poesía: es pura poesía. O cuando escribe sobre su amor a la
literatura de viajes, sobre su amor a los libros de viajes que bien conozco
desde que yo mismo le edité uno excelente suyo que es un libro de viajes
literario por la literatura de los libros de viajes.
Y Madrid, siempre Madrid, la ciudad pero
también las localidades, los territorios que forman parte de esa comunidad
autónoma creada por y para la ciudad de Madrid. Un Madrid protagonista de estos
diarios donde Rico lee Luna de lobos
de Julio Llamazares, la Historia de la novela social que escribiera Sanz
Villanueva, pues estas notas evidencian que la cultura novelística de Rico era
por aquel entonces muy inferior a su cultura poética y cómo en estos tiempos de
los 80 se decide (y lo logra) a reforzar aquélla.
Este texto pertenece a mi artículo titulado 'Mi lectura de los diarios de los 80 de Manuel Rico', publicado el 1 de marzo de 2019 que puedes leer EN ESTE ENLACE.
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